(La Sala de la Peste)
hilando cuentas de goteras,
durante la noche,
niebla el áureo rostro
de mi primera escuela.
Sube el frío por las zapatillas blancas,
y las medias tres cuartos
por las blancas tablas
del invierno
Sentada al borde de los acantilados
destejiendo tu regreso….
siquiera la penumbra
de luz impaga,
la ristra de culpas,
el clon de mi angustia
sonriendo
Hasta la ternura
del orfelinato de los sueños
meciendo cunas vacías,
sin quejas, ni llanto
ni descanso
Lucrecia Coscio
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